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domingo, 26 de julio de 2015

Un mago con la zurda en un fútbol de niñez







"He adquirido la disciplina de los alemanes y la imaginación de los turcos"(Mezut Özil).



  Mi viejo me había enviado por una encomienda y  dijome que no me distraíga con nada.  Me dirigía por las calle llenas de polvo del barrio. La mugre penetraba  mis tobillos frios y  descubiertos por el pantalón de jean corto, gastado y deshilachado.
 Realizaba  mi primer cuadra, e incliné mi mirada  hacia la derecha mientras caminaba lentamente por la vereda desecha de las lineas resquebrajeantes que la hendían desde inicio a fin. Fue en donde, al levantar mi mirada, vi una escuela vieja,  era inmensa. Tenía techo de tejas rojas que estaban llenas de musgos verdes y plantas que la habitabas. Como les decía, la escuela estaba despintada, tan despintada que parecía abandonada. Pero no lo estaba, ya que se encontraba repleta  de pequeños escolares que corrían de un lado para el otro sobre el parquet  de material descubierto.Por allá en lo lejos se situaba un viejo potrero el cual era testigo  de   la  tierra que  bailaba en el aire. Estaba cerrado con un tejido de 29 metro  de altura que estaba cubierto por completo de plantas  que sa habían trepado y enredado por cada agujero de este para quedarse allí para siempre. En ese mismo instante, al compás de la tierra bailaba  un pequeño con un balón que tenía los cascos rotos y despegados. A ese niño en lo lejos, no alcanzaba a distingirlo bien, mi problema de vista y la tierra que se exparcía en el aire a raíz del viento se convertían en un obstáculo para apreciar el juego.
Decidí acercarme un poco más y di la vuelta hasta llegar a la parte trasera, entré por una puertita de tejido y ahí estaba Mesut Özil,un pibe cualquiera cuando lo veo pasar por la calle. Pero cuando entra a un campo de fútbol todo se torna diferente. Apoyé mis sucias manos en el tejido y me puse a observarlo.
Las piernas trastabillaban de querer frenarlo,  un pequeño se la quizo quitar, pero cayó terriblemente de  nuca sobre el piso. Mesut continuó gambeteando en el tierroso y seco potrero. En este, había pajares, y el pequeño los gambeteaba con su mágica zurda como obstáculos. Enganchaba para la izquierda con un movimiento letal y que generaba envidia debido a su perfección. Enfrente otro pequeño fue a marcarlo, pero Özil le tiro un flor de caño, el mismo que se introdujo entre las piernas lentamente provocando una bella sinfonía. El niño quedó tirado, y en ese instante el magico Mesut remató hacia el arco.Claro, la clavó en el ángulo, un angulo que pedía a gritos que   le haga un gol. Su talento enamoraba.Enloquecía rivales. Parecía ser extremadamente diferente a los demás,  ya que se  distinguía con privilegio. Su guardapolvo se convertía ,en ese instante, en una camiseta que portaba la dorsal 11, la tierra se transformaba en un césped.  De pronto, el timbre  dejó de sonar, y el sonido de un   silbato comenzó a tomar preponderancia.  El joven comenzaba a hacer cosas extraordinarias, como caños, sombreros y movimientos sensacionales con su pierna izquierda, cada vez se van desarrollando a medida que transcurren los minutos. El césped parece ser único, esos profesores que lo observaban detrás de las rejas acababan de convertirse en aficionados que alientaban con euforia  y sus camisetas.
Las cosas se empiezan a complicar, pero es allí cuando   la magia emerge en forma física, juega para Arsenal. Ahí siempre está él, en donde el balón rueda sobre el césped, para marcar la diferencia ante los demás, para sacar rédito de su superlativo talento y para marear a los defensas.
No hay obstáculos ante el alemán, su intelecto duerme tanto en su cerebro como en su pié izquierdo, controla el balón de forma exquisita, con el empeine de su mágica y superlativa zurda, que demuestra un talento excepcional. Con sus dotes se recuesta sobre la  banda  izquierda, para después hacerlo por la derecha, demostrando no tener poblemas con su posición.y sacando a bailar a los rivales. Compone una hermosa gambeta de antología, y embellece la vista del aficionado, el cual yace hipnotizado en la tribuna al ver un juego que posee estética sensacional.

Özil es perfección, y pinta  arte en el campo de fútbol, como los artistas cuando exparcen  con sus pinceletas la prestigiosa pintura sobre el cuadro. Su talento endiablado,   posee una inteligencia innata, cuando controla la pelota es intocable.
Ágil, rápido y por sobre todo un asistente de lujo para sus compañeros, son una de las características más importantes que pertenecen al repertorio de Mezut. Allí va,   proyectandosé  desde cualquier banda,   su gran condición es la principal autora, lo que le permite hacer estragos para Arsenal en la Premier League, se manda en velocidad sobre los costados y se dirige hacia el centro del campo para mandar un pase periférico hacia el interior del área,  con mucha técnica muchachos, porque creanmé,  el es sinonimo de técnica. Pero cuando parpadeo no tarda en  meterse hasta la frontal del área, de no ser así su show con el balón no culmina, hasta no encontrar un receptor su gambeta no muere.
Se le planta un  defensa, pero no se hace problema, saca su habilidad mediante su perspicaz izquierda, la pisa entre dos y engancha de un lado hacia el otro. Las cosas parecen estar complicadas para el alemán, pero saca a relucir su  gambeta  con motivo de confundir,para con un enganche de taco dejarlo en ridículo al adversario, sus rivales lo corren siempre por detrás.
Su habilidad para permanecer en cualquier posición del campo es increíble, no obstante a ser delantero, se encuentra siempre en la contención junto a los defensas. Habilidad única, inteligencia envidiable y técnica superlativa. Cuando su fútbol termina,Papá dice : " cuánta categoría, que clase, majestuoso Özil. Este si que juega de enserio". Yo concuerdo con él, y lloro porque no quiero que su juego termine. Su fútbol es como una droga, lo consumo y cada vez deseo verle jugar. Pero me pongo contento porque pronto lo volveré a ver. Será mañana, será pasado, no lo sé, pero la próxima jugada que veré de el será en mi sueño, porque su magia inundó en mi mente.

Ahora estoy durmiendo, en estos mismos sueños,  me doy cuenta que el jugador vivió un fútbol  de niñez, y que éste ya ha culminado,  para  dejar de lado al  pequeño Mezut Özil. Hoy abre los ojos, ya no es más un alumno, ahora da clases en un campo de juego, en donde  su tiza es una pelota de fútbol, para escribir la mejor jugada, sin duda alguna, un mago con la zurda. No quiero despertar de mis sueño.